miércoles, 1 de abril de 2009

La santa desvergüenza

En Febrero de 2004, el entonces ministro de Defensa, Federico Trillo obsequiaba con un euro al periodista que tuvo la osadía de preguntarle por el paradero de las famosas -por desconocidas- armas de destrucción masiva, meses después de completada la ocupación militar de Irak. En Septiembre de ese mismo año, algo más de un año después de la tragedia del Yak42, se publicó en los medios españoles un informe de la fiscalía turca donde se ponía de manifiesto que 30 cadáveres de militares españoles estaban sin identificar pocas horas antes de su repatriación a España. Federico Trillo, rechazó rotundamente que se cuestionara la profesionalidad impecable de los generales que firmaron la identificación de los cuerpos y lamentó que un asunto tan doloroso haya sido objeto de un tratamiento informativo tan poco riguroso y con muy poco respeto a la intimidad de los afectados. Recientemente, Federico Trillo, como portavoz de justicia del PP, afirmaba que ni un euro -otra vez la cifra simbólica- del inculpado Correa ha ido a las arcas del PP, pidiendo, de forma simultánea cuentas -y que no le contaran cuentos- a un recién aterrizado ministro de Justicia.
¿Desvergüenza excesiva?. Puede ser. Pero santa, en todo caso, ya que Federico Trillo es miembro del Opus Dei. (Ríete del ridículo. Desprecia el que dirán. Ve y siente a Dios en ti mismo y en lo que te rodea. Así acabarás por conseguir la santa desvergüenza que precisas ¡oh paradoja!, para vivir con delicadeza de caballero cristiano. Camino, 390. ). Por no hablar de sus méritos en cuanto que practicante, a ratos perdidos, de la santa intransigencia y de la santa coacción (Camino, 387). Un delicado y completo caballero cristiano en tránsito hacia la santidad, don Federico Trillo-Figueroa. Nada que ver con un fresco laico (Camino, 388)

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